Este capítulo se merecía algo especial. Esa costumbre tan humana de contar el tiempo, de darle tanta importancia, de celebrarlo, normalmente no va mucho conmigo. Este año ni he celebrado el cumpleaños. No sé cuantas veces habré estado a punto de cerrar el blog, Especialmente cuando regresé el año pasado a casa pensaba que no tenía demasiado sentido seguir con el. Por eso, aunque no tiene sentido celebrar de una manera especial haber llegado a un capítulo con un número tan convencional, lo voy a celebrar cumpliendo una promesa.
Sí, es él, es el murciélago muerto en los cables de la luz. Unos cuantos temporales más tarde, tras dos estaciones, ahí sigue el tío. Si hacéis clic en la foto para ampliar, se le ve la cara de cabrón que tenía en vida.
Aprovechando la visita de Craig, un amigo de Perth que se venía a hacer un curso de fotografía al zoo de Sydney, he conseguido unas fotos con “algo” más de calidad que las que yo puedo permitirme con el teléfono.
El primer inconveniente que se encontró en el curso, fue el tiempo, se suponía que el viernes por la tarde iba a darnos una tregua la lluvia, pero no, el sol solo salió para mi encargo:
Se trataba de sacar fotos de los animales sin que se viese nada de la ciudad, pero entiendo que Craig no podía dejar de hacer esta foto:
Aunque es australiano, una foto de un Koala siempre es resultona, especialmente si parece un peluche:
Esta me gusta mucho:
Pero mi favorita es esta. …listos, acción!!!!!El fondo de escritorio de hoy también es una celebración, porque las cosas importantes siempre se celebran con una comilona: