sábado, 29 de marzo de 2008

CAPÍTULO 86 Llega el otoño, cambiamos la hora

Al leer el nuevo capítulo del blog de mi amigo Rafa, “Oceanía directo”, he recordado algo que he comentado alguna vez a muchas personas. –Me vuelvo a Australia, cuando regrese a España será mi quinto verano consecutivo-. Y ahí me reía: -Je, je-

Estúpido de mí. Hemos tenido que esperar a que llegase el otoño, que aquí comienza el uno de marzo (si vamos al revés, vamos al revés), para ver el mayor número de días de sol consecutivos.

Y a pesar de que hace calor, de que vemos mucho el sol, desde finales del mes de febrero, los seres más respetados de esta tierra, los árboles, comenzaron a teñir de amarillo las hojas que no han dejado de caer desde entonces.
Desconozco el porcentaje de árboles caducos en el total de árboles de Sydney, pero hay tantos que parece que se hayan venido a vivir todos a Sydney. De tal número de productores de hojas solo se puede obtener un enorme montón de hojas cada día. Y les caen en las fincas. Y tienen que quitarlas. Y todos tienen esas máquinas automáticas sopladoras. Y todos las “barren” hasta la finca de al lado. Nadie protesta. Nadie las recoge en sacos. Pero desaparecen. Yo creo que se las comen las arañas gigantes, pero (aun) no lo puedo demostrar.

Otra cosa curiosa que llega con la primavera o con el otoño, dependiendo de la parte del mundo en la que vivas, es el famoso cambio de hora. Nunca me había gustado este cambio hasta hoy a media tarde.

He estado llamando a empresas de todos los estados durante todo el día, - good afternoon, my name is lu-is (he renunciado a que entiendan el mío), and i’m calling on behalf…- una amiga nos ha pedido que le echemos una mano haciendo estas llamadas, a mi me sirve para soltarme en inglés, y confirmar que mis hijos aprenderán inglés de bebés (de mayor es muy difícil). Bueno, y nos paga. La cuestión es que el trabajo no lo podremos terminar hasta mañana por la mañana, así que estábamos dispuestos a ir a primera hora hasta que hemos caído en que las diferencias horarias de esta isla enorme son de hasta tres horas. Si aquí en Sydney ya no encuentras a nadie sentado en su sitio hasta las nueve de la mañana, imposible que en otros estados comiencen a las cinco o seis de la mañana con el trabajo de oficina.
El caso es que, hablando con otra amiga que trabaja en esta misma oficina en la que hemos estado trabajando hoy, cuando le comenté que el sábado tocaba cambiar la hora, me dijo que de eso nada, eso es en algunos estados, en el nuestro, NSW (New South Wales), no se cambia hasta el día seis de abril. Con un par. Y me enseñó la página web en la que lo descubrió. Desde ese momento en que entramos en esa página es desde cuando me gusta lo del cambio horario. Sabía, y ya lo he comentado en alcolito, que en Adelaida tienen media hora de diferencia con Sydney. Pero gracias a intentar confirmar cuando se tenía que cambiar la hora, gracias a eso he descubierto a los verdaderos reyes del mambo, -jódete Chávez, ya no eres el más excéntrico-. Mis nuevos ídolos son los de EUCLA ¡Una hora y cuarto! ¡VIVA EUCLA! Esta hora no es oficial. Todavía. Pero si ya la han colado en alguna página seria como esta… ¿para cuando la independencia?

Analicen la locura horaria de este lugar del mundo:



martes, 25 de marzo de 2008

CAPÍTULO 85 …uno (otro) de relleno.

Es para estos momentos sin inspiración de ningún tipo por lo que hago un montón de fotos. Si fallan las ideas se ponen unas fotos.

La petanca de aquí se llama Bowling. A diferencia de en España los que juegan a este deporte son chavales:


Ya he hablado en alguna ocasión de lo organizados que son por aquí. O eso creo. Cada uno por su sitio:
Con lo bonita que es Sydney y les dan esta callejuela:
También me he referido a lo complicado que resulta comprender el significado de las señales. Sin ir más lejos, tienen calles en las que está prohibido aparcar barcos ¿ein?

Para ser un país realmente civilizado habrá de existir la posibilidad de elegir entre Nocilla (de un sabor) y Nutela. Como aquí no hay Nocilla (me refiero a la verdadera, a la de un sabor), pero poder elegir es una norma obligada del mercado libre, lo intentan a su manera:

Y esta es mi foto favorita de hoy. Como habréis observado en algún capítulo anterior, los baños son siempre una inspiración para mi (algún día me lo haré ver), entre otras cosas por que en muchos ponen carteles:

Me encantaría poder regalaros fondos de escritorio de verdad, de esos que a pie de foto pones “tomada con Nikkon Tropecientosmil , objetivo DeLaLeche”. Pero las hago con el teléfono (tampoco creo que supiese qué hacer con una cámara buena).



sábado, 15 de marzo de 2008

CAPÍTULO 84 Experimentando con el lenguaje.

Mal comienzo el día, ninguno de los títulos del capítulo que me gustaban ha resultado ganador. Primero puse “Australiano lesson one”, pero lo cambié por un “experimentando con la lengua”. Pero imaginé que alguno se podría ilusionar y lo he cambiado.

Al grano. Cualquier frase hecha corta de saludo, en el idioma que sea, si al final se remata con un “mait”, es completamente comprensible para un australiano. Por ejemplo, si en lugar del clásico “go’day mate” (gorei mait) se emplea un “qué hay mate” (cai mait), cuela perfectamente.

El uso de mate está tan extendido que lo utilizan a todos los niveles, el padre a su hija, la mujer al marido, entrevistador a entrevistado...cualquier combinación que se tercie.

Dicen que la pronunciación del australiano se podría definir como: nasal y veloz. Yo me inclinaría por un incompresible y a toda ostia, pero acepto la otra. El comienzo de las frases, y hasta la mitad, podría ser lo más parecido que jamás haya escuchado al acento gallego de Vigo, el de, ¿miraste la película? Este último dato entronca directamente con la teoría que me contaba mi amigo AnaKiro Skywalker, de que todo, absolutamente todo, tiene algún parecido con el, o lo gallego (quizás he exagerado la teoría, pero es que es cierto).

En este caso, la clave está en el “mate” (mait). Y, para no dejar de lado la teoría que convertiría a Galicia en un somero resumen del mundo, afirmo sin problemas (ni vergüenza), que su mate (mait), es lo más parecido que me encontrado en el mundo al “meu” gallego.

Claro meu, dirá algún paisano, pero eso también se parece a tío, colega. Sí, sí. Y a camarada, que mola mazo. Pero ninguna comienza por la letra m. Meu sí. A alguno le parecerá poca explicación: que visite Galicia, se encontrará como en casa. Galicia, vendría a ser un escueto resumen del mundo. La razón de que esto sea así, se me escapa. Pero es impepinable.

El adjetivo calificativo más empleado estos días para hablar del mundo que nos ha tocado vivir es globalizado. Primero, gracias a los medios de transporte todo se ha acercado (quizás con la excepción de Australia), luego, los medios de comunicación nos permitieron ver lo que pasaba en la otra parte del mundo en tiempo real. Y llegó Internet. La auténtica globalización.

Propongo desde estas líneas que el mundo rebautice Internet. Creo que sería justo que a partir de ahora se pase a llamar Galicia. Al principio costaría un poco, pero a medida que pasase el tiempo, a nadie le extrañaría escuchar frases como: me está fallando Galicia, he contratado una Galicia de 6 megas que te cagas; descubierta una red de pederastas en Galicia; ¡no sé como hay gente que puede vivir sin Galicia!; estoy enganchado a la puta Galicia. O la frase que demuestra que Internet y Galicia son intercambiables (y que demostraría la teoría arriba comentada): si sabes buscar bien, en Galicia lo puedes encontrar todo.

Comida oficial de Australia,

¿No se parece sospechosamente a una de las de Galicia?

Juego favorito de la juventud, le llaman bowling pero es la puñetera petanca.

Y por último (al tiempo que regalo un nuevo fondo de escritorio), lo puedo decir más alto, pero no más claro, ¿qué comida tienen en los chinos?

lunes, 10 de marzo de 2008

CAPITULO 83 Inglis pitinglis.

Hace unos días, por primera en Sydney, fui al cine. Run, Fatboy Run (o algo así). Lo que quiero decir es que por primera vez iba a ver una película en inglés, sin ningún tipo de subtítulos. Afortunadamente, la película es inglesa y de humor bastante gestual, idioma que comprende cualquiera. Me enteré de un 80-90% de los diálogos. O eso creo.

A todos nos pasa que, en el proceso de aprendizaje de cualquier tema un poco complejo, pasamos por momentos de euforia, creemos que ya lo entendemos todo, al mismo tiempo que por momentos de desconfianza, en los que parece que estamos dando un paso atrás. Estoy en uno de esos momentos. Justo ahora que estoy buscando trabajo.

Y como estoy en un momento de desconfianza, me pongo a pensar. Joder Luis, a tu edad, estás haciendo lo que el 99% de la gente hace cuando tiene casi la mitad de años que tú. No has hecho prácticamente nada de provecho en la vida. No has acabado casi nada. Las cosas que te interesan no te dan de comer… Pero al mismo tiempo me digo, bueno, tienes un blog, ie., escribes algo, y siempre has admirado a los escritores. Un escritor que se precie, no solo ha de escribir bien, tiene que tener un currículo extravagante. Yo no puedo mejorar mucho mi escritura, y no es porque no haya margen, con lo que me he autoconvencido de que tengo que ir a por el currículo. Hay empleos clásicos para este tipo de currículos, que se yo, embarcar seis meses en un carguero panameño para poder leer las obras completas de Kundera en las cuatro horas que te quedan para dormir; tala ilegal de árboles en una selva protegida para que haya tanto papel en el mundo que se sigan publicando las obras completas de Kundera; trabajar como doble de un actor de serie z; dependiente de una librería judía en Bagdad. En fin, miles de empleos rondan en mi cabeza como apropiados. Apropiados para un gran escritor, para un escritor amateur tendrá que llegar con dependiente de un licorería o camarero.

Quizás vendiendo parte de este catálogo:


Hace muchos años que me tengo por una persona con mucha suerte. Siempre que las cosas se me tuercen, algo pasa que lo cambia todo y que me devuelve al sendero afortunado. Vamos, que no pierdo la esperanza de inventar, por puro azar, la máquina de teletransporte sofá a sofá.

Será por eso que uno de mis chistes favoritos, ese que siempre cuento, es el del hombre afortunado. Para aquellos a los que aun no se lo he contado, ahí va:

Ese viajante que está en Sydney. Tras una agotadora jornada de ventas, se toma unas cervezas de camino al hotel. Completamente tajado, a unos pocos metros de la entrada del hotel, le pega una patada a una lata de algún refresco de naranja apuntando a una farola. No le da a la lata porque de la borrachera se le caen los pantalones. Cae sobre ella, de culo, produciendo una ligera fricción sobre la misma con sus nalgas, ahora al descubierto. Sale un genio y le dice, -te concedo un deseo-.
Nuestro viajante se echa las manos a la cabeza para comprobar que no se la ha golpeado al caer. –madre mía, que borrachera tengo- piensa.
El genio hace de nuevo la oferta del deseo. El vendedor, dice: -quiero ser el hombre más afortunado del mundo-.
-Concedido- le responde.
Un poco menos borracho, el viajante decide tomar la penúltima en el pub. –una birra por favor-. Paga, y el dollar de vuelta lo mete en la máquina tragaperras. Le toca el especial de los especiales
-Invito a todo el pub a una ronda!!!-
-de ninguna manera, va por cuenta de la casa, es usted el cliente un millón!!!-
Nuestro viajante decide irse inmediatamente al hotel, demasiada suerte tras el incidente de la lata. Casi se lo ha creído. Al entrar en el hotel, ve un cartel que dice que en el salón principal de actos se está celebrando la gala anual de elección de mis Universo. Entra a ver el final del acto. Las chicas son impresionantes. Las ve bien, porque al entrar lo sientan por confusión en primera fila. La chica india, de las del puntito entre las cejas, no india de América, que resulta ganadora, no ha hecho más que mirarle mientras desfilaba en bikini. Nada más ser coronada, y tras dar las gracias a su novio por haber confiado en ella desde que sus familias los comprometieron por carta, se salta el protocolo, se acerca a nuestro amigo y le susurra al oído: -si tienes habitación no perdamos un segundo y subamos. Te lo vi a come to-.
Mientras suben, nuestro amigo ya no sabe que creer acerca del incidente del genio. Mientras descansan tras quince minutos seguidos de sexo en los que la chica no hace más que decirle que es el mejor amante que existe, el viajante mira fijamente al punto de maquillaje de entre las cejas y decide quitárselo. Rasca y lee: Le ha tocado un Volvo.

Por aqui les gusta poner los nombres de la ciudad de origen a los edificios, os imaginais? de donde eres? de:


(A mi tia Otilia)