lunes, 10 de marzo de 2008

CAPITULO 83 Inglis pitinglis.

Hace unos días, por primera en Sydney, fui al cine. Run, Fatboy Run (o algo así). Lo que quiero decir es que por primera vez iba a ver una película en inglés, sin ningún tipo de subtítulos. Afortunadamente, la película es inglesa y de humor bastante gestual, idioma que comprende cualquiera. Me enteré de un 80-90% de los diálogos. O eso creo.

A todos nos pasa que, en el proceso de aprendizaje de cualquier tema un poco complejo, pasamos por momentos de euforia, creemos que ya lo entendemos todo, al mismo tiempo que por momentos de desconfianza, en los que parece que estamos dando un paso atrás. Estoy en uno de esos momentos. Justo ahora que estoy buscando trabajo.

Y como estoy en un momento de desconfianza, me pongo a pensar. Joder Luis, a tu edad, estás haciendo lo que el 99% de la gente hace cuando tiene casi la mitad de años que tú. No has hecho prácticamente nada de provecho en la vida. No has acabado casi nada. Las cosas que te interesan no te dan de comer… Pero al mismo tiempo me digo, bueno, tienes un blog, ie., escribes algo, y siempre has admirado a los escritores. Un escritor que se precie, no solo ha de escribir bien, tiene que tener un currículo extravagante. Yo no puedo mejorar mucho mi escritura, y no es porque no haya margen, con lo que me he autoconvencido de que tengo que ir a por el currículo. Hay empleos clásicos para este tipo de currículos, que se yo, embarcar seis meses en un carguero panameño para poder leer las obras completas de Kundera en las cuatro horas que te quedan para dormir; tala ilegal de árboles en una selva protegida para que haya tanto papel en el mundo que se sigan publicando las obras completas de Kundera; trabajar como doble de un actor de serie z; dependiente de una librería judía en Bagdad. En fin, miles de empleos rondan en mi cabeza como apropiados. Apropiados para un gran escritor, para un escritor amateur tendrá que llegar con dependiente de un licorería o camarero.

Quizás vendiendo parte de este catálogo:


Hace muchos años que me tengo por una persona con mucha suerte. Siempre que las cosas se me tuercen, algo pasa que lo cambia todo y que me devuelve al sendero afortunado. Vamos, que no pierdo la esperanza de inventar, por puro azar, la máquina de teletransporte sofá a sofá.

Será por eso que uno de mis chistes favoritos, ese que siempre cuento, es el del hombre afortunado. Para aquellos a los que aun no se lo he contado, ahí va:

Ese viajante que está en Sydney. Tras una agotadora jornada de ventas, se toma unas cervezas de camino al hotel. Completamente tajado, a unos pocos metros de la entrada del hotel, le pega una patada a una lata de algún refresco de naranja apuntando a una farola. No le da a la lata porque de la borrachera se le caen los pantalones. Cae sobre ella, de culo, produciendo una ligera fricción sobre la misma con sus nalgas, ahora al descubierto. Sale un genio y le dice, -te concedo un deseo-.
Nuestro viajante se echa las manos a la cabeza para comprobar que no se la ha golpeado al caer. –madre mía, que borrachera tengo- piensa.
El genio hace de nuevo la oferta del deseo. El vendedor, dice: -quiero ser el hombre más afortunado del mundo-.
-Concedido- le responde.
Un poco menos borracho, el viajante decide tomar la penúltima en el pub. –una birra por favor-. Paga, y el dollar de vuelta lo mete en la máquina tragaperras. Le toca el especial de los especiales
-Invito a todo el pub a una ronda!!!-
-de ninguna manera, va por cuenta de la casa, es usted el cliente un millón!!!-
Nuestro viajante decide irse inmediatamente al hotel, demasiada suerte tras el incidente de la lata. Casi se lo ha creído. Al entrar en el hotel, ve un cartel que dice que en el salón principal de actos se está celebrando la gala anual de elección de mis Universo. Entra a ver el final del acto. Las chicas son impresionantes. Las ve bien, porque al entrar lo sientan por confusión en primera fila. La chica india, de las del puntito entre las cejas, no india de América, que resulta ganadora, no ha hecho más que mirarle mientras desfilaba en bikini. Nada más ser coronada, y tras dar las gracias a su novio por haber confiado en ella desde que sus familias los comprometieron por carta, se salta el protocolo, se acerca a nuestro amigo y le susurra al oído: -si tienes habitación no perdamos un segundo y subamos. Te lo vi a come to-.
Mientras suben, nuestro amigo ya no sabe que creer acerca del incidente del genio. Mientras descansan tras quince minutos seguidos de sexo en los que la chica no hace más que decirle que es el mejor amante que existe, el viajante mira fijamente al punto de maquillaje de entre las cejas y decide quitárselo. Rasca y lee: Le ha tocado un Volvo.

Por aqui les gusta poner los nombres de la ciudad de origen a los edificios, os imaginais? de donde eres? de:


(A mi tia Otilia)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

O chiste está moi ben, pero tes que cambiarlle o final, o volvo non é pa tanto, sen ir máis lonxe aquí no chollo hai dous... xa non son sinónimo de nadar na ambulancia!!!

Saúdos

Anónimo dijo...

SALe ESTRELLA GALICIA en Australia, que suerte un país civilizado DIOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!

Si jugará allí el Depor me iba a vivir, por cierto el Tiburón aún no es diputado, menos mal!!!!

Tómate una Estrella a mi saludo en Sidney

Santi

Anónimo dijo...

"(...)tras quince minutos seguidos de sexo(...) "

como los grandes escritores, cuidando los detalles, dejando perlitas...

Caesares8 dijo...

pues si, pero mas que como los grandes escritores, como los grandes payasos. Showman es mi verdadera vocacion. Y lo sabes.

Caesares8 dijo...

el dia que hice esa foto, regrese a casa con un pack de 6 cervezas. la ninha tiene que ir acostumbrandose a ese genuino sabor.
la ventaja de la mayoria de sus cervezas es que, teniendo los mismos grados que las nuestras, te puedes beber doRcientas. Solo tienes que mearlas. Las nuestras saben mejor.
-o-o-o-
cada vez que cuento el chiste cambio todo salvo la marca del coche. Yo tampoco me lo explico.

Alfonso Alba dijo...

Luis, eres un gran monologuista. Y para eso hace falta saber escribir un poco bien, las pausas, los puntos en los que llamar la atención y sobre todo el contenido. A veces, el continente es lo de menos. Piensa, ¿cuántos botellones en vasos de plástico te han sabido a gloria?

Shosholoza dijo...

La insoportable levedad del ser, Luigi.