CAPÍTULO 87 The Price of Liberty is Eternal Vigilance.

Las vueltas que da la vida. Nunca me ha gustado eso correr por correr. Si jugaba a polis y cacos, si jugaba al fútbol, si me escapaba de un yonki que me que me quería dar el palo, así sí. Entonces tenía sentido.

Pero me vine a Sydney. Al menos en la parte en la que vivo de esta ciudad, en los eastern suburbs, la cantidad de gente que sale a correr, pero en general que hace deporte, es, como dicen mis vecinos portugueses, SHHH PTACOLAR. Sin ir más lejos, hace un rato he estado corriendo una hora y cuarto. Mi amigo Jowy me echó la bronca por que estaba corriendo muy por encima de mis posibilidades, a unas 180 pulsaciones por minuto, que por lo que he calculado vendría a ser mi tope de pulsaciones. Dependiendo del día era capaz de correr entre 30 y 40 minutos, llegaba a casa muerto, sudando como un cerdo y tenía que esperar más de media hora hasta dejar de sudar. Ahora dejo de correr, voluntariamente, a la hora y pico porque me aburro, o por que me salen ampollas en las plantas de los pies (es lo malo de estar mal hecho).
Los beneficios que me da hacer tanto deporte son enormes: puedo fumar.

Y hablando de las vueltas que da la vida, en algún momento hace unos meses, en algún capítulo, puse una foto de una frase que me había llamado la atención. Estaba escrita en un edificio “The Price of Liberty is Eternal Vigilance”.

Me preguntaba qué coño habría ahí dentro, a qué se dedicarían las gentes que tenían ese lema en el frontal más visible del edificio. Ahora ya lo entiendo. Estoy echando una mano dentro. Ya os contaré.

Junto al campo dónde voy a correr hay un faro. Está en una colina de las dos que forman la entrada de la bahía de Sydney. Hay un faro porque en uno de los laterales hay un tremendo acantilado:

Al otro lado las vistas son más o menos estas:

Puede que el paisaje ayude a hacer deporte.

El día 8 de mayo voy a ver a estos. (Regalo de cumpleaños: porque me conoce)

Me gusta mas esta otra, pero no es un video: